Bettina Bock, profesora de la Universidad de Groningen y la Universidad de Waningen (Países Bajos). Autora: Berta Viteri

Bettina Bock, profesora de la Universidad de Groningen y la Universidad de Wageningen, especializada en declive poblacional y desarrollo rural visitó la Universidad de Navarra para participar en la presentación del proyecto europeo KiNESIS, del que es socio el grupo ‘Discurso público’  Instituto Cultura y Sociedad (ICS). Abordó cuestiones relacionadas con la dependencia entre el mundo rural y la ciudad, la importancia de los vínculos para la cohesión social y el impacto de la pandemia en cómo concebimos el entorno en el que vivimos, entre otras.


-¿Qué relación existe entre la ciudad y el mundo rural?

Creo que hay una comprensión general de la ciudad como un logro moderno, como el mejor lugar donde estar, donde ser un sujeto moderno. También hay una idea de la ciudad como dominante, autónoma, mientras que las zonas rurales se entienden como “hinterland”. “Hinterland” es el lugar que dejas detrás de ti, un lugar que puede depender de la ciudad pero del que la ciudad no depende, ya que la ciudad moderna se concibe como un lugar autosuficiente – con técnica, tecnología, conocimiento, ciencia –, mientras que el “hinterland” se concibe como algo antiguo, atrasado. Esta concepción, por supuesto, es errónea. Yendo a lo más básico, el alimento viene de las zonas rurales. Pero no solo el alimento: también la energía, el aire limpio, el agua… Hay mucha industria en las zonas rurales. Creo que las ciudades deberían tomar mayor conciencia de su dependencia respecto de las zonas rurales y reconocer más su valor.


«La concepción del mundo rural como algo antiguo, atrasado, es errónea»


-¿Es la cultura también importante en las zonas rurales?

Por supuesto, las zonas rurales albergan un patrimonio cultural importante. Pero también se observa una nueva tendencia a celebrar eventos culturales en áreas rurales, entiendo que son lugares donde se puede experimentar la cultura y la naturaleza al mismo tiempo, y también la conexión entre ambas. Esto puede convertirse en una nueva tradición. Algunos de estos eventos son muy locales, pero otros llegan a atraer a gente de otras zonas y pueden convertirse en una nueva forma de generar desarrollo, en combinación con el turismo. Pero no un turismo simplemente de playa o montaña. Aquí en España incluso podríamos hablar del Camino de Santiago como una de estas experiencias: ¿es deporte? ¿es cultura? ¿es naturaleza? ¿es un poco de todo?

-Durante la pandemia se ha observado una tendencia creciente a abandonar las ciudades para mudarse a zonas rurales, ¿está cambiando esta relación?

Hemos visto esta tendencia durante el Covid; pero en muchos lugares ha generado resistencia y protestas: porque la gente de las ciudades puede llevar la pandemia a los pueblos, porque se entiende como otra forma más de explotación, porque la compra de segundas viviendas por parte de los urbanitas crea problemas a la población local. Hay áreas rurales donde se ha vuelto muy difícil comprar casa, porque se han convertido en viviendas de alquiler turístico, porque se están utilizando como segundas viviendas, porque se está comprando vivienda para especular… Los precios de la vivienda suben por estos movimientos y los locales no pueden permitírselo. Las personas que se mudan al campo únicamente para mirar el paisaje pero no se integran con los vecinos destruyen la cohesión social.


«Hay áreas rurales donde se ha vuelto muy difícil comprar casa, porque se han convertido en viviendas de alquiler turístico, porque se están utilizando como segundas viviendas, porque se está comprando vivienda para especular…»


Sin embargo, también hay personas que se mudan a las zonas rurales en busca de un estilo de vida diferente. Hay personas que deciden mudarse al campo para disfrutar de una vida en comunidad, que llegan a integrarse y convertirse en nuevos vecinos. Creo que algo que nos ha demostrado el Covid es que la ciudad ya no tiene tanto atractivo para algunas personas. La ciudad se ha visto como un lugar claustrofóbico, peligroso…Tal vez hemos empezado a darnos cuenta de lo artificial que es el ambiente de las ciudades. 

-¿Se puede experimentar mejor la vida de comunidad en las zonas rurales?

En muchas zonas rurales hay una tradición de organizar actividades autogestionadas.  Por ejemplo, si se celebra una fiesta, todos contribuyen para organizarla: el panadero trae los pasteles, el carnicero trae las salchichas… cada uno hace su parte. A veces, a partir de estas actividades pueden surgir otros proyectos comunitarios: construir un centro para la comunidad, reconstruir el parque infantil …con o sin ayudas estatales. En algunos lugares en los que ciertos servicios públicos ya no están subvencionados la comunidad puede organizarse para mantener estos servicios activos.


«En muchas zonas rurales hay una tradición de organizar actividades autogestionadas.  A veces, a partir de ellas pueden surgir otros proyectos comunitarios»


Algo relevante es que, con gran frecuencia, este tipo de trabajo comunitario lo realizan personas de más de 50 años y muy pocos jóvenes participan. El gusto por la cooperación también tiene que ver con la edad. Pero sería fundamental implicar a los jóvenes en este tipo de actividades: que comprueben que pueden construir su propia comunidad, que pueden construir un hogar.

-Entender que estamos en dependencia unos de otros es, entonces, fundamental. 

Como profesora de sociología es una de las primeras cosas que enseño a mis alumnos: en estos tiempos individualistas creemos que somos autosuficientes, pero en realidad no somos nada por nuestra cuenta. Necesitamos a los otros para todo: para conseguir alimento, para adquirir conocimiento, para construir nuestra identidad, para experimentar el amor. Creo que hemos aprendido mucho de esto durante el Covid. La gente joven ha sufrido mucho por el aislamiento – también las personas mayores, pero creo que especialmente los jóvenes –. La falta de conexión con los otros ha ocasionado mucho sufrimiento durante esta etapa. Podemos aprender de esto. 

Autora: Berta Viteri

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