W. Bradford Wilcox dirige el Proyecto Nacional de Matrimonio de la Universidad de Virginia (EE. UU.).

El Proyecto Nacional de Matrimonio se formó en 2009 en la Universidad de Virginia (EE. UU.) con dos objetivos. El primero es realizar un seguimiento de la salud del matrimonio y la vida familiar. El segundo, identificar políticas públicas que puedan ayudar a fortalecer y estabilizarlos.

Su director, W. Bradford Wilcox, propone en su nuevo libro, Get Married (Harper Collins), que una vida familiar estable y satisfactoria no solo es deseable sino sostenible y ofrece inspiración y un verdadero camino que puede beneficiar a todas las personas. El experto visitó el Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra para compartir algunas conclusiones de este volumen y de sus estudios más recientes. 


¿Cuál es la tendencia en España en lo que se refiere al matrimonio?

La tasa de nupcialidad se ha reducido en más de un 40% desde 1980, aproximadamente. Para muchas personas, el matrimonio tiene una connotación religiosa, pero no es así: se trata de una institución que ayuda a organizar la vida familiar en las sociedades

En nuestras investigaciones hemos visto que, con la disminución dramática del número de matrimonios en los EE. UU. y España -y también en otros lugares- , hay muchos adultos jóvenes que nunca se casarán: en EE. UU., al menos una cuarta parte. Esta cifra nunca había sido tan alta en la historia. Y me temo que muchas de esas personas vivirán vidas marcadas por una profunda sensación de aislamiento, soledad y precariedad económica, especialmente en la mediana edad y en la vejez.

¿Es la cohabitación una propuesta equivalente?

Tanto en España como en otros países, se ha convertido en una especie de alternativa. No obstante, no tiene el mismo nivel de compromiso y de estatus que el matrimonio.

A diferencia de este, donde se intercambian los votos públicamente ante los amigos y la familia, la cohabitación simplemente sucede. Dos personas salen juntas y se dejan llevar hacia ella. No hay un compromiso establecido con anticipación y ritualizado. En muchas ocasiones, esto produce incertidumbre sobre si la relación será duradera, si el otro estará dispuesto a compartir su vida para siempre. 


«Tenemos más posibilidades de alcanzar la plenitud y de experimentar una verdadera intimidad cuando creemos que nuestra pareja estará con nosotros y para nosotros en el futuro».


¿Qué consecuencia tiene esto para los miembros de la pareja?

Existe un gran proyecto de investigación internacional que analiza la calidad marital a través de grandes cantidades de datos. El principal predictor de la calidad del matrimonio es la sensación de que la pareja está verdaderamente comprometida y la relación es simétrica. Los cónyuges tienen más posibilidades de alcanzar la plenitud y de experimentar una verdadera intimidad cuando creen que el otro estará con él y para él en el futuro, es decir, cuando tienen una sensación de compromiso duradero.

Si es así, ¿por qué las parejas tienen menos deseos de casarse y de crear su propia familia?

En primer lugar, la cohabitación resulta atractiva para muchas personas porque se presenta como una propuesta más flexible: da libertad para entrar y salir de la relación si las cosas no van bien.

Asimismo, hay otros obstáculos que dificultan la formación de una familia. Hemos visto un cambio del modelo cultural familiar al individualista, que se centra en la idea de que mi vida es para mí, para hacer lo que deseo, para cumplir mis sueños en términos de trabajo y diversión. Frente a esto, cabe recordar que tenemos más posibilidades de encontrar la plenitud personal cuando establecemos familias y amistades sólidas. Así nos lo dice Aristóteles.

¿Qué hay del aspecto económico?

Hay que fomentar que exista una clase media sana en cualquier país y facilitar que la gente entre en ella. En EE. UU. y, probablemente, también en España, vemos una gran diferencia en lo que respecta a las clases sociales. Los hombres con mayores ingresos tienen más probabilidades de contraer matrimonio y permanecer casados. Y los hombres que tienen una posición menos segura en el mercado laboral tienden a casarse menos, en primer lugar y, en segundo, a experimentar más inestabilidad en el matrimonio e incluso el divorcio, en parte porque sus recursos económicos son menores.


«La vivienda está muy relacionada con la confianza de las personas para tener hijos: su alto precio y la gran densidad urbana no ayudan».


¿Es posible revertir la situación?

Debemos orientarnos hacia un modelo cultural más familiar. También hay que pensar maneras de organizar la economía para distribuir la prosperidad de manera amplia. Otro aspecto importante es la vivienda, muy relacionada con la confianza de las personas para tener hijos: su alto precio y la gran densidad urbana no ayudan. Y, en términos de políticas educativas, hay tratar de reducir la cantidad de años que las personas dedican a formarse para que puedan hacer una transición más rápida al trabajo, al matrimonio y a la paternidad. Si esperas hasta los 30 para casarte es más difícil tener niños.

¿La sociedad ha fallado a la hora de transmitir a las nuevas generaciones la importancia del matrimonio?

Uno de los grandes errores que hemos cometido es que les hemos transmitido que lo que realmente importa es el trabajo, la futura carrera profesional, no el matrimonio ni la familia. En EE. UU. hemos visto un tremendo cambio, cómo los jóvenes han pasado de priorizar el matrimonio y la familia a valorar la carrera y la satisfacción laboral. Ahora piensan que esto es la fuente principal del significado de sus vidas y de su felicidad.

¿Qué dicen sus investigaciones al respecto?

Tener un buen trabajo y una buena educación te hace más feliz, tener ingresos por encima del promedio te hace más feliz. Pero no hay duda de que disfrutar de un buen matrimonio es un mejor predictor de sentido vital que las metas más orientadas al trabajo.

Todo nuestro sistema, tanto en España como en EE. UU., está orientado a lograr que las personas se concentren en el trabajo en su edad adulta, y no en el matrimonio y los hijos. 

Se están perdiendo algunas de las habilidades concretas que les permitirían alcanzar esos objetivos con más éxito. Nuestra sociedad debería dar a los adultos jóvenes el tipo de habilidades y el conocimiento que necesitan para avanzar con confianza en las relaciones, el matrimonio y la vida familiar.

Autora: Mª Isabel Solana

El Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra invitó al profesor W. Bradford Wilcox en el marco del Reto ICS 2022-2023,’Jóvenes, relaciones y bienestar psicológico’. Su objetivo es estudiar el bienestar psicológico en la adolescencia y juventud con un énfasis en las relaciones interpersonales. Se abordará con una perspectiva interdisciplinar que tendrá en cuenta la antropología, la sociología, la lingüística, la psicología y la epidemiología, así como cualquier otra disciplina que pueda aportar nuevos enfoques al estudio de este periodo. El Reto ICS 2022-2023 se engloba en la línea ‘Salud y Bienestar’ de la Estrategia 2025 de la Universidad de Navarra .

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